En los años de recuperación de la postguerra, Don Teófilo Batallan Pena adquiere la farmacia en Avenida Rubine 35 esquina Calle Comandante Barja que llevaba unos meses abierta.
En sus comienzos, la farmacia era muy diferente a lo que conocemos actualmente pues la preparación magistral tenía mucha relevancia.
El barrio era muy diferente al actual pues había muchos edificios de poco alturas y un paseo marítimo muy estrecho.
Uno de los mayores atractivos de la zona era la playa de Riazor y la famosa casa de baños.
En el año 1976, tras el fallecimiento prematuro de D.Teófilo, se hace cargo de la farmacia su hija Isabel Batallán Casas, Doctora en Farmacia.
En aquel momento, el barrio crecía y se construyeron edificios de varias alturas.
En el año 1977, la farmacia se amplía con el local anexo y se empieza a desarrollar una sección de dermocosmética, categoría que todavía estaba iniciandose.
Durante los años 80, la Seguridad Social se fue ampliando a la mayor parte de la población con la creación de cada vez más centros de salud.
En los años 90, la anteriormente conocida como Farmacia Riazor fue de las primeras de la ciudad en informatizarse y prepararse para la posterior implantación del sistema de receta electrónica.
En el año 2015, Jaime Batallán Rodríguez-Somoza, tercera generación de la familia, licenciado en Farmacia, graduado en Nutrición y especialista en Ortopedia continúa con el legado iniciado por su abuelo. A mediados del año 2016, se amplía la farmacia y se apuesta por la tecnología e innovación para poder ofrecer una mayor variedad de servicios y una atención mucho más personalizada y de mayor calidad.
Con el paso de los años, se ha conseguido reunir un grupo joven, dinámico y muy bien formado para así mantener esta botica en la vanguardia del sector farmacéutico.
